Todas las mujeres, deseamos encontrar el amor verdadero. Soñamos con encontrar al hombre que llene nuestras expectativas, esperando encontrar en él, un caballero romántico y tierno, que nos demuestre que nos ama, que nos diga las palabras mas dulces y que se queden grabadas, no sólo en la mente, sino también en el corazón.
Muchas veces la impaciencia o el miedo a la soledad puede llevarnos a fijarnos en la persona equivocada, llegando a creer todas sus mentiras y “verdades a medias”. Nosotras muchas veces llegamos a creer todo lo que el hombre nos cuenta cuando lo escuchamos decir: “te amo”.
Estas son algunas de las más frecuentes mentiras que un casado usa para enamorar a su víctima.
Tú eres lo que siempre busqué.
Mi esposa no me comprende, es muy celosa.
Dormimos en habitaciones separadas.
Dame tiempo para separarme.
Mi matrimonio estaba destruido antes de que tú llegaras.
Hace mucho que no la amo.
Ella es muy ambiciosa, todo lo basa en el dinero.
No me atiende.
Nunca me ha amado.
Estoy con ella por mis hijos.
Ella me ha sido infiel.
Su vida social es más importante que yo.
Me acosa mentalmente.
Se ha descuidado, ha engordado, y la magia se terminó.
Estoy con ella por mis hijos.
Ella me ha sido infiel.
Su vida social es más importante que yo.
Me acosa mentalmente.
Se ha descuidado, ha engordado, y la magia se terminó.
A todas estas mentiras por demás conocidas, se le podrían agregar muchas más, que ellos con alevosía y ventaja repiten muchas veces no sólo a una mujer, sino a varias al mismo tiempo. Y mientras la mujer se convierte en “la otra” o “la amante”, ellos siguen felizmente casados, porque con la esposa tiene las comodidades y las tibiezas de un hogar, el respeto y el amor de sus hijos, y con la amante tiene entretenimiento gratuito sin que les cueste nada y sin que represente mayor dedicación que solo unas cuantas horas.